Represión en la UCV: «Tras cámaras»

Publicado: 12 marzo, 2014 en Política
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Por Francisco Rodríguez, periodista

«COÑO DE LA MADRE, ¡¡¿ME PUEDES DEJAR HABLAR?!!», exclamaba una joven de oposición que intentó sumarse a la movilización en Plaza Venezuela, lugar donde se encontraban grupos adeptos al oficialismo. Quizá, lo que exclamó representaba el sentimiento de aquellos que fueron reprimidos hoy del lado contrario de la acera: los estudiantes.

1:35 pm: aún continuaban llegando los oficialistas al concierto que se instalaba en la Plaza Venezuela. Lo llamaban un concierto por la paz. Era un grupo pequeño, no muy significativo. Unos escuchaban su concierto mientras que otros se acercaban hacia el puente que conducía a la UCV, sitio donde se aglomeró una importante cantidad de funcionarios de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB) y de la Policía Nacional Bolivarian (PNB). Eran, al principio, unos 400 funcionarios. Sacando la cuenta por encima. Muchos de los GNB portaban armas de fuego (pistolas automáticas, 9mm).

2:04 pm: oficialistas «debaten» con dos jóvenes opositores que se encontraban en el lugar y que intentaron sumarse a la manifestación. Uno de los maduristas imponía sus argumentos a gritos, a lo que respondió la muchacha: COÑO DE LA MADRE, ¡¡¿ME PUEDES DEJAR HABLAR?!!, rodeada de al menos 20 personas. El otro joven ya se había retirado, luego de intentar dialogar con estos grupos. «No le vayan a dar coñazo a los chamos porque ahí esta un medio internacional», decía un miembro del grupo oficialista. Según uno de los oficialistas, en 1989 se produjeron más de 3.000 muertes en tan sólo 10 días. Asimismo, cada día asesinaban a más de 80 personas durante la «Cuarta República», decía. Esos eran algunos de los argumentos. El diálogo se terminó poco antes de iniciar la represión a las puertas de la UCV.

2:22 pm: La casa que vence las sombras es atacada. Inicia la represión a las puertas de la UCV, con bombas lacrimógenas y el uso de la ballena. Algunos manifestantes se repliegan unos metros, otros permanecen en el lugar. Metros más atrás, oficialistas gritaban sonrientes y aplaudían: «son diez, son diez minutos, son diez». Hacían énfasis al ataque, en conjunto de la GNB y PNB, contra la manifestación estudiantil. La situación duró bastante más de diez minutos. Se mantuvo por horas. Continúan llegando efectivos, tanto de la GNB como de la PNB. Sumaban unos 600, aproximadamente.

2:28 pm: luego de unos minutos de tensa calma, vuelven las bombas lacrimógenas. Esta vez, con mayor intensidad. Desde ese momento, prácticamente, los funcionarios no detuvieron su ataque. Con algunas detonaciones más fuertes que otras se recibía una respuesta del lado oficialista: aplausos. Parecía un show en el que sólo faltaban las cotufas para estos que aplaudían la represión, que ya comenzaba a ser exagerada. Ya se registran heridos en la manifestación, tanto manifestantes como efectivos de la PNB y GNB.

2:40 pm: «Para acá no pasan ni que tengan granadas», dice un funcionario de la Policía Nacional Bolivariana, quien hablaba con varios maduristas. «Estamos con ustedes, quédense tranquilos que para acá no van a pasar», continuaba. Eran alrededor de 60 personas aglomeradas en el lugar, esperando poder atacar siquiera a un opositor. Un señor de 40 años, aproximadamente, fue golpeado en esos momentos por unas 10 personas, quienes impactaron su rostro, incluso. La PNB logró continuar la situación. Alegaban que el agredido había tomado algunas fotografías en el lugar. Por ello, la agresión. No se quedaron tranquilos con ello. Minutos después, se volcaron sobre otros dos jóvenes, vestidos con camisas blancas, que pasaban por el lugar. Alguno de ellos fue impactado. La PNB, nuevamente, logró controlar la situación, no sin evitar un confrontamiento con los grupos violentos del chavismo, que minutos antes «dialogaban» sobre la paz. «¿Dónde están los gochos y las manos blancas? Aquí esta la barra antifascista de Caracas», gritaba este grupo.

2:55 pm: un importante grupo de oficialistas sale corriendo hacia la pasarela que proviene de la UCV. Eran tres jóvenes con camisas blancas, una muchacha y dos hombres. Recibieron algunos golpes (entre ellos, patadas) antes de ingresar a una jaula de la PNB. Otros dos más se subieron, una muchacha y un muchacho. Alrededor se concentraban grupos violentos que golpeaban la jaula y pedían a los funcionarios que los dejaran sueltos. «¿Aquí no hay bombas lacrimógenas, chamo?», preguntaba un efectivo a otro que le respondió con una negativa. Instantes después, la jaula partió con sentido hacia Zona Rental. En el lugar de la represión, potes grandes con bombas iban llenos y regresaban vacíos. Nubes de gas lacrimógeno en la entrada de la UCV.

3:07 pm: «Van a frentear por allá abajo», contestaba un oficialista a mi pregunta de hacia dónde salía un importante grupo de chavistas. Minutos después confirmaban: estarían esperando a los estudiantes por la Plaza Las Tres Gracias, otro de los accesos a la UCV. Posteriormente, ya retirados muchos de estos oficialistas, pasó un joven transitando por la zona con un bolso que cargaba en su espalda. Se acercó un madurista, de color oscuro y pelo largo, y le comentó a otro sobre la presunción que el joven era opositor. Ambos comenzaron a caminar detrás de él. «Debe ser que le van a dar unos coñazos«, dijo otro que se quedó más retrasado a quien uno de ellos entregó un bolso con cierto misterio. Conversaron con el joven y revisaron su bolso, cual policías. Dejaron que se fuera tranquilo. Mientras esto acontecía, continuaba la fuerte represión a las puertas de la UCV. Por lo menos, hasta las 4:00 pm aún la GNB y PNB reprimía a los estudiantes.

Cada bomba lacrimógena, perdigón o detonación cualquiera retumbaba en esta zona. Algunos guardias nacionales regresaban de dispersar a los manifestantes con sonrisas en sus rostros, las mismas que se veían en quienes hacen llamados constantes a la paz y que hoy aplaudían la represión excesiva por parte de organismos de seguridad.

De un lado del puente unos eran reprimidos brutalmente. Del lado contrario, otros disfrutaban la represión y aplaudían constantemente. Esperaban tener la oportunidad para actuar también. «No sé por qué nos quitan de aquí si nosotros somos unos corderitos», decían.

Dos ciudades, dos países, dos visiones totalmente diferentes que, quizás, nunca puedan conciliarse. Apoyados por muchos funcionarios de la GNB y de la PNB, unos se sienten en capacidad de hacer lo que les plazca. Otros, exigen, diariamente, una mejor calidad de vida no sólo para ellos mismos sino también para aquellos que hoy los ven como unos enemigos a muerte por, simplemente, pensar diferente.

comentarios
  1. Carmen Díaz dice:

    A mi hija yo le contaba como eran los disturbios cuando era estudiante de Ingeniería en la UCV, nunca me imagine que hoy ella me iba a contar como salió del jardín botánico saltando una cerca para evitar ser detenida, simplemente nunca cruzó por mi mente que ella viviría algo como esto

  2. Jesus Costas dice:

    El regimen de maduro tiene un monton de fascistas con placas encargados de REPRIMIR CON VIOLENCIA cualquier persona que piense diferente. El que se alegra de hacerle daño a otro tiene alma de ESBIRRO !!!

  3. dario dice:

    Buenas noches tambien soy estudiante de la ucv, tuve la oportunidad de ver personas que no eran estudiantes de la UCV, y dude si llegaban a ser estudiantes universitarios, vi conductas irracionales parecidas a las que adopto un grupo encapuchado vestidos de color rojo el mes de junio de 2013 cuando incendiaron un transporte dentro del rectorado, es necesario que esten pendientes de quienes nos acompanan puesto que hay conductas tipicas de un extremista o de un infiltrado que busca dar mala fama al movimiento estudiantil, se debe condenar la violencia y deslindar al movimiento estudiantil de esas acciones, que se pronuncien los lideres estudiantiles, si no terminaran quedandose solos. para finalizar el incendio del jardin botanico me hace sospechar de la gente que iba en esa marcha, pues las bombas lacrimogenas NO son incendiarias, y el jardin botanico fue incendiado desde adentro. un verdadero UCVista no lo haria ni lo permitiria.

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